Así es Google por dentro, de visita por Mountain View
Aunque en 4ndroid nos dediquemos exclusivamente a la parte de Google volcada en su sistema móvil, hoy os mostraremos la cara oculta de la compañía de Mountain View, esa cara que soló conocen los trabajadores que tienen la suerte de trabajar allí y los que alguna vez hemos tenido la suerte de visitar sus instalaciones. Y este cambio a primera persona es porque os voy a hablar con conocimiento de causa, ya que recientemente he tenido la fortuna de visitar las oficinas centrales de Google en Mountain View, California. Y seguro que todos vosotros, igual que yo, tenéis una idea preconcebida de cómo trabajan allí, hay cientos de mitos e historias sobre la manera en la que Google trata a todos sus empleados. O Googlers, que no son trabajadores cualquiera.
Google dispone de más de 40 edificios en Silicon Valley, de los cuales sólo pude visitar los principales y la tienda, pudiendo comer junto al resto de personal como una gran familia. Leyendo esto, quizá se pueda dar a entender que la visita tampoco dio tanto de sí, pero lo cierto es que tener la oportunidad de ver la vida de los trabajadores y el interior de los edificios es una verdadera experiencia para nuestra manera de ver el trabajo y su entorno, comprobando empíricamente la relación entre la extrema productividad de Google y lo a gusto que están sus empleados trabajando para la empresa. ¿Y cómo trabajan? Bien, cada uno puede tener su rincón o cubículo que acaba adaptando a su manera, puede trabajar tranquilamente sentado en la terraza mientras toma un café, bajo la sombra de un árbol, mientras espera haciendo la digestión para entrar al gimnasio o tras secarse después de remojarse en la piscina, el entorno laboral es tan amplio que se acaba difuminando. Parece una especie de fábula en la que es el ambiente el que verdaderamente se adapta al trabajador, dando la impresión de que, visto desde fuera, más que trabajar estén de vacaciones. Aunque sólo es en apariencia, claro, cada Googler tiene unos objetivos que cumplir. Le preguntamos al guía: “¿y qué pasa si el empleado no entrega su trabajo”. “Fired”, aunque se niega a pronunciar específicamente esa expresión tan inglesa. Y sin pasar por la casilla de salida, por supuesto.
Nada más llegar a Googleplex, uno se queda asombrado por los edificios: modernos, rodeados de naturaleza y espacios abiertos, con esculturas en las que se escenifican diferentes “Doodles” y numerosas terrazas atestadas de sillas con sombrillas en las que relajarse mientras se toma un aperitivo, el amuerzo o la comida. Hay hasta huertos en los que crecen los calabacines o las fresas. Y muchos trabajadores por aquí y allá sentados en esas mesas, delante de un portátil y trabajando. Bien podrían estar navegando tranquilamente por internet, pero seguro que no es el caso. Además, WiFi abierta en todo el recinto, a una velocidad de subida y bajada impresionantes y con uno de los menores ping que he visto nunca: 9 ms. ¿Alguien se anima a una partida de Unreal? Y otro aspecto curioso, sólo se ven ordenadores Mac, de Windows ni rastro.
Turno para acreditarse, coger los badges con los nombres y tomar contacto con el interior de los edificios. Diáfanos, con amplios espacios interiores, abundantes detalles infantiles como globos de colores anclados al suelo con piruletas o vidirieras con los diferentes productos de Google, neveras atestadas de agua y una diversidad apabullante de zumos y bebidas refrescantes que, por supuesto, se pueden beber sin pedir permiso… Y reunión en la que nos detallan la filosofia de empresa y los puntos que han hecho fuerte esa manera de trabajar: “respeta al empleado, si le das libertad te sorprenderá. Favorece el intercambio de ideas. Superiores que, en lugar de mandar, estimulan…” Una serie de mandamientos que rozan sin rubor el comunismo y que son imposibles de encajar en una mentalidad a la española. ¿Se puede ir a trabajar a un sitio mejor que tu propia casa y dar un palo al agua? Se ve que no sólo se puede, sino que resulta increíblemente productivo. Los ponentes lo demuestran con gráficas y hechos, todos adornados con el buenrollismo infantil de Google. Y por una barra libre de bebidas, cafés, galletas, fruta fresca cortada y diversas viandas que deja asombrados hasta a los más experimentados en reuniones. ¿Cuánto presupuesto de Google se va en comida? Ni se sabe. Porque no sólo es cantidad, también es diversidad y, sobre todo, calidad.
Hora del tour turístico por las instalaciones con una advertencia clara: “no photos inside the buildings“. Así que este reportaje quedará un poco deslucido, pero, por suerte, aún puedo describirlo con palabras. Y estas sólo pueden tener un grado superlativo, todo lo que hay dentro de Google es enorme y sorprendente. La primera máquina de escanear libros para Google Books que decora una parte del interior de uno de los edificios, una instalación de Google Earth en una esfera de televisiones de 40 pulgadas colocados en vertical, una réplica de uno de los primeros vehículos estratosféricos de la Virgin colgando del techo y firmada por el propio Richard Branson, estanterías repletas de libros en las que los Googlers intercambian todo tipo de ejemplares, papeles impresos y colgados de la pared por todas partes con chistes y ocurrencias… y llegamos al pabellón de actos en el que cada viernes se celebra la jornada de preguntas a los fundadores de Google y en el que se celebran los actos de presentación de nuevos productos, un recinto inmenso en el que también se sirve la comida y, por supuesto, se come. Impresionante, no se puede definir de otra manera. Si a esas alturas todavia no sueñas con trabajar en Google es porque, sencillamente, lo que no quieres es trabajar.
Como ya os he dicho, las actividades que se puden hacer en el trabajo exceden del simple hecho de ponerse delante de un monitor y picar código. Así, los Googlers pueden trabajar sentados en cualquiera de las sillas y butacas que hay desperdigadas por todo el recinto mientras toman un café expresso de cualquiera de las cafeterías que te encuentras a cada esquina, jugar un partidillo de volley playa en el campo exterior, ir al gimnasio y quemar las calorías que se acumulan de programar, hacer unos largos en la piscina de alta competición en la que se crea una corriente para adaptar la intensidad de brazada y que, cómo no, tiene su propio socorrista, moverse en bici con las bicicletas pintadas con los colores de Google, dar paseos por las innumerables áreas verdes, jugar al futbolín o los cientos de otras actividades que organizan, como carreras de larga distancia (con sus dorsales incluidos) y las muchas que no pudimos ver. Aunque eso sí, nos quedó bien clara su filosofía: darle libertad al empleado. Y de eso no se pueden quejar. De los sueldos tampoco, con diversas primas por productividad, ideas y productos desarrollados. ¡Que levante la mano quien quiera trabajar en Google! Más de un millón de currículums reciben al año, todos ellos derrochando excelencia.
Y después de un tour tan enriquecedor, ¿qué es lo que toca? Pasar por la tienda de souvenirs, como si hubiéramos salido de la atracción de un parque de atracciones. Dentro de otro de los edificios, y accesible sólo si estás acreditado (no vale que vengas con alguien que sí que lo esté), se encuentra una tienda de recuerdos con los artículos más variopintos que sean susceptibles de llevar el logotipo de Google o cualquiera de sus marcas. Tazas para el desayuno, camisetas, jueguetes de niños, peluches enormes y achuchables de Android y todo lo inimaginable, el punto rocambolesco a una visita tan fuera de lo común. Eso sí, la tienda de Google tampoco es barata, pero un día es un día, hay que aprovechar.
¿Y cómo acabó la visita? Comiendo, como no podía ser de otra manera. ¿Os imagináis cómo es un buffet libre gigante, atiborrado de comida multicultural, en el que uno puede decidir la manera en la que le cocinen cierto tipo de platos? Diferentes puestos en los que se podía coger la cantidad de comida que se quisiera según fuese tu apetencia o estilo de alimentos, hamburguesas hechas al gusto y al momento, cola para postres de todos los tipos y sabores, incluyendo diversa variedad de fruta fresca, latas de refrescos, zumos naturales, bebidas energéticas y café a discreción… Es imposible no adorar ese sitio, la comida es increíblemente buena. Aunque eso sí, los Googlers no destacan precisamente por su exceso de peso, algo tan típicamente americano. ¿Será porque Google les aconseja en multitud de carteles que lleven una vida sana? Coaching hasta el extremo, todo sea por la salud y el rendimiento de los trabajadores. Y su satisfacción, he de decir que la mejor hamburguesa que he comido en los Estados Unidos me la zampé en Google. Riquísima.
Resumiendo, uno se da cuenta nada más entrar en Google que todo lo que ha escuchado no sólo es cierto, sino que se queda bastante corto. Después de toda una mañana danzando por las instalaciones, asombrándome de las excentricidades que encontrábamos a cada esquina, me fui con un vacío que se iba acrecentando conforme avanzábamos a reencontrarnos con el autobús que nos llevaría a las oficinas de LinkedIn: ¿cómo iba a ser capaz de volver a mi puesto de trabajo después de haber respirado el ambiente que empapa cada rincón del Googleplex de Mountain View? Resulta casi como regresar a una mazmorra. Pero había que hacerlo, claro. El autobús se detuvo en la entrada del aparcamiento principal, todos dispuestos a ocupar nuestros asientos y por la acera, casi desfalleciendo, pasaron unos Googlers con dorsales que participaban en una carrera a las dos de la tarde, con la meta situada a escasos metros de donde nos encontrábamos. Sí, así se trabaja en Google: sin descanso.
Excelente artículo, va a mis favoritos de cabeza. Todo un ejemplo de como trabajar y vivir la vida.
Gracias por compartir tu experiencia, saludos!
Este es un claro ejemplo de comportamiento para la vida que incluye al trabajo como medio para vivir dignamente.
Mil gracias!!……..para tenerlo como meta
Excelente artículo, muchas gracias por compartir tu experiencia.
Lastima que faltaron algunas fotos, de todos modos que buena experiencia habra sido visitar las intalaciones de Google. Buen articulo!!
🙂
Gracias a los dos!
Lo de las fotos lo dejaban bien claro: nada de capturas de dentro de los edificios. Y alguna saqué, por ejemplo de la tienda. 😛
¡Excelente artículo! Os agradezco la labor. Realmente me ha gustado poder saber más sobre las oficinas de Google y casi, casi estar allí. Nuevamente, gracias. Adriana S.
Gracias a ti, Adriana. Resulta verdaderamente complicado explicar con palabras cómo son las oficinas de Google… 🙂
Excelente artículo derrochando envidia (¿sana?). Enhorabuena compi, has sabido plasmar, en una sola frase, toda la psicología Google: “respeta al empleado, si le das libertad te sorprenderá”. Por cierto, ¿cómo les hago llegar el CV? 😉
Me lo tenías que haber mandado cuando estaba por allí, podría haberlo dejado con recomendación. XD
Lo de la frase es textual, es un mandamiento suyo. Real como la vida misma.
= 3 =
Lo que daria por trabajar en google, aun que sea de conserje….
Ya somos dos… 🙁