¿Por qué piratear una aplicación cuando vale menos de un euro?

No cabe duda de que la piratería es un punto extremadamente controvertido en el panorama actual en el que vivimos. Tanto si estamos del lado de los desarrolladores como del de los consumidores seguro que tenemos nuestra propia opinión formada al respecto. Está claro que no percibir dinero por el enorme trabajo que necesita desarrollar una aplicación no es lo más correcto, no creo que haya nadie en este punto que opine lo contrario. Y que hay un gran número de aplicaciones que exceden del coste más lógico también es una realidad, siendo verdaderamente duro para alguien con unos ingresos limitados el alcanzar para la descarga legal de aquellos programas que más necesita o le interesan. Y habiendo llegado hasta aquí, poniendo de manifiesto la enorme cantidad de aplicaciones que tratan de encontrar el equilibrio entre desarrolladores y consumidores con un precio ajustado en torno al mítico 1, tanto da si son dólares como euros, toca hacernos una pregunta que tiene una respuesta igual de controvertida que la piratería: ¿por qué piratear las aplicaciones que valen menos de 1 euro?

No es de recibo instalar algo de forma ilegal, sea cual sea nuestra conciencia. No importa que su precio sea elevado, que todo el mundo lo haga, que no haya disponibilidad en nuestro territorio o porque simplemente nos dé todo lo mismo. De idéntica manera que esperamos que nuestro jefe nos abone la nómina a fin de mes, un desarrollador que se ha tomado su tiempo y esfuerzo elaborando una aplicación también se merece recibir una recompensa por ella, sobre todo si ha sido él mismo quien le ha puesto precio en forma de moneda. Seguramente continúen habiendo argumentos en contra de este razonamiento aun a fuerza de exponer abiertamente lo evidente, pero es que la mayor parte de usuarios carece de unas miras que van más allá de su propio campo personal. Y estas miras aún se tornan más flagrantes en aquellas personas que no son capaces ni de aflojar un euro por la aplicación que utilizan. ¿Tanto cuesta desprenderse de esa cantidad por algo que realmente merece la pena? Y no, el “si me gusta me la compro” no vale en Android. A pesar de haberse reducido de 24 horas a 15 minutos el periodo de prueba gratuita por aplicación comprada, ese tiempo es suficiente para el 99 % de los programas disponibles en el Market.

Seamos sinceros, instalando todo sin pagar en nuestros móviles tampoco vamos a ninguna parte. ¿Cuáles son las razones para esto? No es sólo porque estén a nuestro alcance de forma gratuita, sino por el afán de acumular el mayor número de aplicaciones posible como si eso fuera una especie de colección, como los cromos cuando éramos niños. Y hay algo claro: a mayor número de aplicaciones y juegos instalados menos acabamos disfrutando al final de ellos, gastando todo nuestro tiempo en meterle cosas nuevas al móvil sin que lleguemos realmente a conocer a fondo todas esas aplicaciones, perdiéndonos las funciones para las que fueron diseñadas. ¿No es mejor pagar por lo que consideremos necesario exprimiéndolo al máximo? Si hay algo que nos enseña el pago por las aplicaciones es que no podemos ir desperdiciando el dinero en lo primero que se nos antoja, consiguiendo que analicemos bien todo cuanto compramos y, en consecuencia, también lo disfrutemos mejor, distribuyendo nuestro presupuesto de forma más equitativa. En otras palabras: si usas el dinero aprendes a gastarlo mejor y, con ello, a disfrutar de lo que compras.

¿Por qué piratear aplicaciones que valen menos de un euro si tampoco nos supondrá una ruina el adquirirlas? Porque detrás del primer 0,99 vendrá otro, y así sucesivamente. Puede que este sea uno de los razonamientos de aquellos que se empeñan en descargarse piratas los juegos y programas, pero también podríamos extrapolarlo al resto de acciones de nuestra vida que se salgan de lo imprescindible, como acudir al bar o ir de viaje. En el fondo no se trata más que de experiencias, y la mejor manera de disfrutarlas es seguir el proceso reglamentario. Además, tendremos actualizaciones gratuitas, todo se centraliza a través del Market, la instalación es tan sencilla como pulsar un botón dentro de la tienda ya instalada en nuestro teléfono, no hay que buscar repositorios, ni descargar archivos que no sabemos qué son hasta que los metemos en el móvil, se minimiza el riesgo de infecciones en el teléfono y ordenador… Quizá la piratería salga mucho más barata, pero siempre es más complicada. Sí, habrá gente a la que le sobre el tiempo, pero, por fortuna, hay otros que preferimos gastarlo en algo más importante pagando los 0,99 euros que nos piden por la aplicación. Incluso aunque haya que pagar más. ¿O no pensáis lo mismo?

Share